¡Prepárense para un viaje de sabores que cruza el Atlántico! Por primera vez, México fue el país invitado en Copa Jerez, un evento que celebra los espectaculares vinos de esta región de España. Y déjenme decirles algo: la «sintonía genial» entre los vibrantes sabores mexicanos y la complejidad de los vinos Sherry es, simplemente, ¡fascinante!

Tuvimos el honor de ver a grandes talentos mexicanos brillando: el chef Oswaldo Oliva y la sommelier Leticia Álvarez del aclamado restaurante Lorea en Ciudad de México, quienes además compiten en el concurso. También a la sommelier Carla Ibáñez y el chef Juan Carlos Negrete, mexicanos que ahora forman parte del equipo del prestigioso restaurante Lu, Cocina y Alma en Jerez (España), reconocido con dos estrellas Michelín.

La conversación exploró cómo los vinos de Jerez pueden integrarse en la alta cocina mexicana y hasta en el día a día. Aunque no son (todavía) los vinos más comunes en México, estos profesionales están trabajando para ser esa «correa de transmisión», encontrando puntos en común entre la cultura mexicana y la jerezana. Nos recordaron algo súper importante: «los maridajes perfectos no existen», ¡todo es posible y lo que realmente conecta es la parte emocional!

¡Y las pruebas fueron fascinantes! Probamos combinaciones que nos volaron la cabeza.

Chapulines con Amontillado sherry: ¡Sí, chapulines! Elementos de la cultura culinaria mexicana. Se destacó su acidez, salinidad y toque ahumado. Al probarlos con un Amontillado sherry con años de crianza oxidativa, ¡el vino potenció el ahumado, lo cítrico y la salinidad del chapulín! Le llamaron un «diálogo cultural» y hasta un «maridaje por necesidad» – de esos que no sabías que necesitabas hasta que lo pruebas.

Chupito de Gazpacho con Amontillado sherry. Tomate mexicano, chile Morita ahumado y gamba blanca -camarón- de Huelva. Una fusión audaz que combina lo andaluz con lo mexicano. Aquí el chile Morita se usó de forma sutil y ahumada, mostrando que la cocina mexicana usa el chile por sus matices, no solo por lo picante. Con el Amontillado, el ahumado y el picante sutil «inundan toda la cavidad» del paladar, ¡dando una nueva dimensión al chupito sin opacar la suavidad del camarón!

También se habló del potencial del Oloroso sherry en la cocina mexicana. Leticia lo ve como un «vino de reflexión» y lo maridaría con un Mole de Novia (un mole blanco con notas de frutos secos tostados). Carla propuso tacos como el Campechano o Cochinita Pibil, ¡o algo tan simple y delicioso como una tortilla artesana recién hecha con sal! El Oloroso complementa esa intensidad del maíz.

Tostada con Oloroso Bertola 12 años. Mayonesa de chile Ancho, tartar de atún de almadraba, aguacate, lima, cilantro, cebollitas en salmuera. Usando la tortilla como base de tostada, esta propuesta incluyó chile Ancho (sutil, ahumado, dulce). Con el Oloroso, la experiencia fue diferente al Amontillado; el Oloroso «ennoblece» o «suaviza» el picante sutil. Demostró la versatilidad del Oloroso (funciona con pescado), cómo el cilantro «dialoga» bien con estos vinos, ¡y lo genial de la cebollita encurtida y el puro sabor del maíz!

La enorme diversidad gastronómica en México, influenciada por sus vastas dimensiones geográficas y culturales, encuentra un reflejo perfecto en la diversidad de estilos de los vinos Sherry, que van desde los súper secos (Finos y Manzanillas) hasta los dulces (Pedro Ximénez y Moscateles), pasando por Olorosos y Palos Cortados. Hay un Jerez esperando para maridar casi cualquier platillo mexicano.

La invitación final de los expertos es clara y poderosa: «Atreveros». ¡Atrévanse a pensar en Jerez la próxima vez que piensen en México! Es una invitación a explorar, a probar, a sentir esa emoción en cada bocado y cada sorbo, y a descubrir la increíble sinergia entre dos culturas.

¡No se pierdan el video para ver estas deliciosas pruebas y escuchar la conversación completa! ¡Es la oportunidad de descubrir un maridaje inesperado y emocionante entre México y los vinos Sherry! ✨